Solsticio de invierno

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Abrí los ojos cuando aún estaba oscuro,  por la ventana con la cortina echada,no se filtraba ni el mas ligero viso  de luminosidad.

La noche más larga del año y yo debía  salir temprano, a las 8.00 a.m, casi en noche cerrada.

Mis ojos abiertos comenzaban a acostumbrarse a la oscuridad cuando escuché el sonido del móvil que debía despertarme.

Por instinto quise mover la cabeza  en dirección a la mesilla  y sacar la mano de debajo de las mantas para cogerlo. No pude hacer ni lo uno ni lo otro.
Mi cerebro envió la orden, pero ni mi cuello ni mi brazo obedecieron.

Por unos segundos quedé estupefacto, sin saber qué ocurría. ¿Estaba aún dormido y por lo tanto todo era un sueño y no podía reaccionar ? O peor aún, ¿algo me había sucedido durante la noche que no me permitía reaccionar ante ningún estímulo ?

Traté de concentrarme al máximo y  mover alguna parte de mi cuerpo pero fue inútil.

Seguí con los ojos fijos en la lámpara de 3 focos del techo.
Al parecer durante la noche había cambiado de posición encontrándome ahora acostado de espaldas con los brazos a los lados del cuerpo.

Sí, tenía conciencia de que estaba de espaldas en mi cama y podía pensar en lo que deseaba hacer, pero no podía moverme.

Tenía perdido totalmente el control de mi cuerpo.Quise hablar y tampoco pude hacerlo ya que mis labios no se movían, ni mi lengua, ni ninguna otra parte de mi boca o laringe que me permitiera emitir un sonido.

Ni siquiera pude llorar que era lo que hubiera deseado hacer en ese momento, ante la desesperación de sentirme totalmente incapaz. No hubo lágrimas ni sonidos, nada. Absolutamente nada.

Y no era que no estuviera triste o angustiado, lo estaba …. eso era lo peor. La angustia y la desesperación iban corroyendome  por dentro. Pero si  alguien me hubiera observado en ese momento hubiera creído que estaba feliz y en paz .

Al cabo de unos minutos en esta situación que a mí me parecío  eterna, pensé que si me volvía a dormir  tal vez podría volver a despertar y esta vez sería todo normal.

Trate de relajarme lo más que pude, aunque considerando que no podía mover ni un músculo, eso fue solamente un impulso mental.

Pasaron  algunos minutos durante los cuales  mi mente hacía esfuerzos por quedar en blanco y de esa forma  permitir que me hundiera nuevamente en las profundidades del mundo onírico desde donde no había podido salir.

En un comienzo creí que lo había logrado, me pareció que había comenzado a aclarar. A través de mis párpados cerrados podía advertir una cierta luminosidad a la vez que tuve  la sensación  de que mi cuerpo había empezado realmente a relajarse.Tanto, que  casi podría pensarse que flotaba.

Abrí los ojos de un golpe y pude verme a mi mismo acostado en la cama, la que tenemos en nuestro dormitorio, nuestras mantas, la mesilla de noche y las lamparitas , mis pantufles, todo, todo. No había lugar para titubear, era nuestro dormitorio y aquella persona que dormía placidamente en la cama, sin lugar a dudas era yo.

Me encontraba con en un estado de suspension, flotando como a un metro por sobre mi cuerpo, pudiendo ver, oír  y desplazarme sin ningún problema.Mientras seguía en ese estado, creyendome en un sueño, te vi entrar con tu rostro bañado en lágrimas, apoyada en tu hermana y tu madre que trataban de consolarte.

En ese instante, mi corazón dio un vuelco feroz, sin dolor, sin miedo ……era la emoción de constatar lo irremediable….lo que había sucedido desde el comienzo sin que yo hubiera logrado asimilarlo  y ni siquiera imaginarmelo.

No iba a despertar nunca.Esa mañana el solsticio de invierno había traído la oscuridad rotunda  a mi vida y no había nada que hacer, solo emprender de una vez ese nuevo y desconocido viaje que ya había comenzado.

4 comentarios en “Solsticio de invierno

  1. Interesante relato. La sensación de opresión y angustia está bien conseguida, y el giro posterior desvelando la razón de la inmovilidad es lo suficientemente triste como para dejar un sabor amargo en la boca.

      1. La verdad es que gracias a ti por el halago que me mandas… No sé yo si diría tanto de mí mismo: continuamente intento mejorar, día a día. En ese sentido, como tú, soy un recién llegado (además, escribiendo en serio, serio, serio, llevo poco más de un año tras muchos de parón) 😉

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